¡A Través del Poder del
Amor, el Perdón y el Gozo!

Por Doug Stringer

 

En Mateo 12:18 Jesús dijo, “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.”  Esta declaración fue la base por la cual Él comisionó a Sus seguidores al mundo, equipándonos con Su autoridad.  Pero el deseo de Jesús también fue darnos el poder de esa autoridad.

I Corintios 4:20 nos dice que el Reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.  Representar y demostrar el Reino de Dios  requiere más que nuestras propias palabras. Requiere una demostración de la misma presencia, poder y autoridad de Dios.

Jesús no sólo les otorgó autoridad a sus discípulos, sino el poder para ejercer esa autoridad.  Lucas 9:1-2 dice, “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.”  Cuando el Reino de Dios es predicado y está presente en nuestro medio, ¡Dios se mueve de manera  poderosa!  Su poder y autoridad viven en nosotros y nos liberan para salvar a los perdidos y traer sanidad a aquellos en necesidad.

El Río de Dios

En Apocalipsis 22 vemos la ilustración de un río de Dios, el cual fluye desde Su trono y trae sanidad a dondequiera que va. Este rio es el poder y la presencia de Jesús que fluye desde el pueblo de Dios, tal como nos dice en Juan 7:38.  “El que cree en Mí, como dice la scritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”

Este es el río que debe fluir cuando compartimos las Buenas Nuevas del Reino.  En el mismo pasaje de la Escritura en Lucas 9, Jesús les dijo a Sus discípulos que predicaran el Evangelio y llevaran la sanidad a todas partes.  Cuando predicamos el Evangelio, debe haber sanidad a dondequiera que vayamos, moviéndose en nosotros y a través de nosotros, como un río de agua viva.  Al caminar en la utoridad de Jesús, nos es dado el poder para sanar a los enfermos, salvar a los perdidos y predicar las Buenas Nuevas.  Es Su presencia fluyendo en nosotros y a través de nosotros que lleva a cabo estas cosas.

La presencia y el poder de Dios no están sólo en nuestras palabras.  Es un estilo de vida que atrae Su presencia.  Cuando usted vive una vida que atrae la presencia de Dios, camina en el poder y autoridad de Jesús.  Esto significa que cuando está en el supermercado, usted es el templo del Espíritu Santo, llevando Su presencia.  Cuando va a su trabajo o a la escuela, o alrededor de la comunidad, usted está llevando el río de la presencia de Dios.  No son sólo sus palabras que atraerán a otros a Jesús, sino el poder y la autoridad de Dios que
causa que aun aquellos que no le conocen sientan curiosidad por saber quién es usted y en qué cree.

Para caminar en la demostración del poder de Dios y los dones de Su espíritu, yo creo que existen tres “poderosos dones” que le yudarán a liberar el río de Dios a su alrededor.

1. El Poder del Amor

Primera de Corintios 13 nos dice que si alguien tiene la fe que mueve montañas, profetiza, habla en lenguas, da todo lo que tiene a los pobres, pero no tiene amor, no tiene un verdadero poder o impacto. El amor es la fuerza más poderosa en el mundo.  La habilidad para amar a otros, especialmente a nuestros enemigos, le da a cualquiera más influencia e impacto en las vidas de los que los rodean que cualquier cantidad de fama o dinero que pudieran tener.

Hace muchos años, existió un hombre que me despreciaba.  Él era anti-cristiano y estaba determinado a exponerme como un hipócrita.  Algunas veces se presentaba en las reuniones donde yo estaba compartiendo y me interrumpía.

Una vez, yo estaba en un programa de radio cristiano y este hombre llamó.  Yo sabía que era él, a pesar de que usó otro nombre.  Comenzó a hablar en mi contra y a ridiculizar a los cristianos.  “Todos ustedes son sólo hipócritas.  No tienen amor—ustedes odian.”  En mi respuesta, le pregunté si él era quien yo pensaba, y admitió que sí era él.  Entonces le dije que yo sabía que él era VIH positivo y que se estaba muriendo de SIDA. Le dije que yo sabía que el mes anterior no había podido pagar su renta ni su recibo de luz.  Le pregunté dónde habían estado sus amigos en ese momento. Después le dije que nuestro ministerio le había pagado sus recibos de
forma anónima debido a una colecta que nuestro personal había hecho.  Él estaba obviamente sorprendido al escuchar esto.

El acto de amor abrió el corazón de un hombre que había estado amargado y enojado con Dios y nos dio la oportunidad de compartir el Evangelio con él.  Unos meses más tarde, uno de nuestros voluntarios pudo estar con él la noche antes de su muerte.  Esta preciosa alma rindió su corazón a Jesús y ahora está en la presencia del Señor.

2.  El Poder del Perdón

En Mateo 16:19 encontramos una escritura con la que probablemente todos estamos familiarizados.  A muchos de nosotros nos gusta hacer esta oración cuando hablamos acerca de la autoridad que Dios nos da.  “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.”

Existen personas a nuestro alrededor atados en su pecado.  Están atados en amargura, con heridas en su corazón y espíritu.  Pero Jesús vino a liberarnos de nuestras cadenas y a sanar nuestros corazones rotos.  Y ese mismo poder y autoridad se nos ha dado para liberar a los cautivos.  Sin embargo, si estamos caminando en la falta de perdón, con heridas sin resolver en nuestro corazón y espíritu, ¿cómo podemos liberar el poder del perdón a otros?

La liberación del perdón libera a otros para que puedan experimentar el corazón de Dios.  Dios no ha tomado nuestros pecados en cuenta (2 Corintios 5:19); así tampoco nosotros debemos de tener a otros esclavizados porque nos han ofendido. Al perdonar a otros, nos volvemos socios con Dios en el ministerio de reconciliación.

3. El Poder del Gozo

La Biblia dice que el gozo del Señor es nuestra fortaleza (Nehemías 8:10) y que un corazón alegre es buena medicina (Proverbios 17:22).  Necesitamos el poder del gozo, tanto para nosotros mismos y para llevar a todos los que nos rodean.

La cantidad de personas en nuestra sociedad que están luchando contra la depresión y la desesperanza parece ser más alta como nunca antes. Necesitamos una infusión de gozo para traer sanidad y fortaleza.  ¡Esa infusión es traída por el río de Dios fluyendo en nosotros y a través de nosotros!

Muchos de nosotros necesitamos recordar el gozo que tuvimos cuando recibimos las Buenas Nuevas.  El gozo de la salvación es un gozo como ningún otro.  Según como aprovechemos esa medida fresca de gozo cada día, estaremos preparados para compartir las Buenas Nuevas del Reino de Dios con otros.  Como dice Romanos 14:17, “porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.

Liberando el Rio de Poder

Amados hermanos y hermanas, ustedes son un río del amor, perdón y gozo de Dios que trae sanidad a las naciones.  Extraigan del Pozo que nunca se seca porque proviene de la Fuente que nunca deja de fluir, del Río de Dios que proviene de Su trono de Gracia y del
propiciatorio.  Tomen de Su río y permitan que Sus aguas vivas broten en su interior.  Compartan la bondad de Su amor, Su perdón, y
Su gozo con todos los que les rodean y que puedan maravillarse al ver como Él liberta a los cautivos de las cadenas que los ataban.  ¡Liberen el poder del río que trae sanidad y cosecha por donde fluye, en y a través de ustedes!