Por Doug Stringer

La ausencia del padre ha tenido efectos devastadores en nuestra sociedad.  Es un tema que arde con pasión en mi corazón.  Por muchos años he tenido una gran carga por aquellos que no conocen el amor y el afecto de un padre, y tanto es así, que ya he escrito dos libros sobre el tema, The Fatherless Generation  [La Generación Sin Padres], publicado en 1994 con una actualización, y publicado de nuevo bajo Hope for a Fatherless Generation [Esperanza Para Una Generación Sin Padres] en el 2009, y ¿Quién Es Tu Padre Ahora? Publicado en inglés en el 2007 y en español en el 2010).  Mi corazón clama por sanidad y justicia para una generación de huérfanos espirituales y naturales.  Yo sé que estas almas preciosas tienen un destino en Cristo, y sé que el amor de su Padre en el cielo puede liberarlos.

Pero una de las cosas de las cuales no hablamos a menudo es el efecto que tiene en las madres la falta del padre.  Aunque no es verdad en todos los casos, las estadísticas abrumadoras dicen que los hijos que viven con un solo padre en el hogar están siendo criados por madres solteras.  En muchas comunidades, esta triste realidad es la norma, y la cantidadde hogares sin padres es sorprendente.

Al reconocer los grandes logros de muchos padres solteros, seamos claros—este no es el designio de Dios.  Dios nunca tuvo la intención de que la mujer desempeñara  el papel de madre y padre.  Dios hizo a las madres para ser dadoras de vida y para alimentar a los hijos.
Pero cuando son forzadas a ponerse varios sombreros a la vez—la que consuela, disciplina, provee, aconseja, y muchas cosas más—el resultado puede ser agotador.

El designio de Dios es que los hijos sean criados tanto por la madre como por el padre, beneficiándose de las fortalezas inherentes y los dones que Él les ha dado a los dos géneros.    Pero la triste realidad es que las estadísticas de hogares con padres solteros no son muy diferentes dentro del Cuerpo de Cristo a como lo son en el mundo.    A pesar de que conocemos  laPalabra de Dios, hemos fallado en vivir por un estándar distinto.

Esperanza para los que no tienen padres y para las Viudas

¿Cómo detenemos el ciclo en nuestros hogares y comunidades?  Los niños que crecen sin sus padres aprenden que los hombres no se quedan con sus esposas e hijos.  Las niñas que crecen sin padres aprenden a no esperar un esposo fiel y comprometido.  Y así, el ciclo sigue y sigue.  ¿Cuál es la respuesta?  ¿En dónde está la esperanza?

El Salmo 68:5 dice, “Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en Su santa morada.”

Existe una respuesta para los hijos que no conocen el amor, la provisión y la protección de un padre. Existe una respuesta para la madre soltera que lucha por hacer todo por sí misma.  Dios le ve a usted.  Él le conoce.  Usted es preciosa a Su ojos.  Él tiene un plan para usted.

La Gracia Abunda

La Escritura lo dice con gran claridad, con docenas y docenas de escrituras que proclaman este mensaje: Dios tiene un lugar especial en Su corazón para los huérfanos y las viudas.  El Salmo  146:9 dice que Él los sostiene.  Éxodo 22:23 dice que Él escuchará su clamor.  Proverbios 15:25 dice que Él afirmará su heredad. Deuteronomio 10:18 nos dice que Él les hará justicia.  Existen muchas escrituras que nos dicen acerca de la relación íntima de Dios con el huérfano y la viuda.

Yo no creo que sea sólo para aquellos que han perdido a un padre o esposo por una muerte física que califica a los huérfanos y a las viudas.  Yo creo que existe un significado tanto literal como figurado para estos términos.  Nuestra sociedad está llena de hijos cuyos padres están ausentes de sus vidas por una razón o por otra.  Existen incontables mujeres que han sido abandonadas por sus esposos de forma física, emocional o espiritualmente.  Pero Dios tiene una gracia especial para ellas.

Romanos 5:20 declara, “…pero cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia,…”   Estas son buenas noticias para una sociedad donde la ausencia de los padres abunda.  ¡Existe una gran gracia de nuestro Padre Celestial que está disponible para nosotros! A pesar de que las estadísticas parezcan estar peor, ¡podemos regocijarnos en la gracia a la cual podemos acceder por medio de la sangre de
Cristo!

Encontrando y Confiando en el Padre

Yo conozco de primera mano los efectos de vivir sin un padre.  Mi padre estaba en el ejército, el cuál seguido se lo llevaba.  Él también luchó con el alcohol, así es que aun cuando estaba cerca, al mismo tiempo estaba ausente.  Eventualmente él y mi madre se divorciaron, y yo me quedé sólo buscando llenar el vacío en mi vida.  Tomé alcohol, consumí drogas y estuve sin hogar por un tiempo.  Pero ltimadamente fue un camino que me llevó a Aquel que me cuidó como ningún otro—mi Padre Celestial.

El consejo que yo tengo para las madres solteras y para sus hijos, es este: Confíen en Él.  Confíen en Su Palabra.  Confíen en Sus promesas de que Él les proveerá, protegerá, amará, sanará y restaurará.  No importa qué tan difícil sea el camino, ustedes pueden confiar en que Él no les fallará.

Cuando usted confía en Jesús y activa su fe en Su palabra, permite que sus ojos estén abiertos a cosas no visibles a la vista natural.

Experimentará el corazón de Dios para usted y su familia.  Y pronto será capaz de sentir Su presencia y Su provisión en su vida de maneras prácticas y tangibles.  Nunca lo olvide—si usted es un “huérfano” o una “viuda”, Dios tiene una gracia y un cuidado especial para usted.

Convirtiéndose en una demostración del corazón del Padre.

Dios se ha obligado a atender y cuidar del  huérfano y la viuda.  Además Él ha ordenado a Su Iglesia—el Cuerpo de Cristo—que tome esta misma responsabilidad.  El pueblo de Dios debe ser la vida, la respiración y el mover de la revelación del corazón de Padre de
nuestro Dios. Debemos alcanzar a aquellos que han sido abandonados, y ser padres espirituales para los que no tienen un padre, y un recurso de apoyo y provisión para las viudas espirituales.

Si usted conoce a un niño o niña que ha perdido a su padre y está luchando con su sentido de identidad y propósito, o si usted conoce a una madre que ha perdido a su esposo y que sólo intenta sobrevivir y sobrellevar las cosas, Dios no sólo sugiere que usted les ayude. ¡Él lo demanda!   El ciclo no ha sido roto y las estadísticas no han cambiado porque la Iglesia aún no responde al llamado de Dios.

El Señor le dijo a Israel que cuando salieran a juntar su cosecha, deberían dejar algo atrás para el extranjero, la viuda, y el huérfano (Deuteronomio 24:19, 26:12).  Su corazón y Sus principios no han cambiado. Debemos interesarnos el uno por el otro, así como Él tan generosamente se interesa y cuida de  nosotros.